El hecho de que, etimológicamente, el término fotografía signifique escribir con luz supone un notable contraste con la idea de noche y oscuridad.
Manuel Iglesias muestra precisamente, en esta nueva exposición organizada por la Fundación Alvargonzález, el reposo del día transfigurado en una noche serena y nos la muestra íntima y sobrecogedora como sólo puede ser el retrato de un durmiente.
Así se tratan estos momentos nocturnos, con voluntad de no interferir, de no interrumpir, de ser simple cómplice y testigo.
El antagonismo entre luz y oscuridad se diluye en estas imágenes, otorgando en ellas total protagonismo a sombras y reflejos para conseguir desvelar el sugerente aspecto de lugares familiares y cotidianos pero ignorados por muchos fuera de la nítida luz del día.
Ese reino de la oscuridad, tan desconocido, y por ello en ocasiones inconscientemente tan temido y minusvalorado, aparece aquí redibujado precisamente gracias al hábil maridaje de luces, sombras y reflejos captado por la cámara.
Así, Manuel Iglesias con esta selección, más que desvelar los secretos de la oscuridad, reivindica hermosamente esos paisajes de una noche capaz de domesticar la luz, consumando un trabajo arriesgado y a la vez comprometido con la fotografía y su extraordinaria capacidad para mostrar los multiformes aspectos de la realidad.
Por ello estas imágenes cuentan con el aliciente de ser a la vez tan sugerentes como atractivas, logrando con ellas un certero contrapunto a los paisajes diurnos que fueron anteriormente seleccionadas para el libro Fotografías publicado a finales de 2005.
Héctor Blanco