Del boceto al dibujo hay un pequeño paso y solo los buenos dibujantes consiguen transmitir en ellos la dedicación y el empeño que han puesto en realizarlos. Dibujos como estos nos permiten soñar por un momento que estamos paseando por Roma, Nueva York, Viavélez o la Calle Corrida.
Es curioso como a veces a través de los dibujos observamos cosas en las que nunca antes habíamos reparado, o como con un simple retrato podemos volver a sentir a nuestro lado a personas que ya no están. Aún más increíble es como pasa el tiempo. Hace dos años estas ilustraciones que hoy podéis contemplar eran la idea de un delineante, aunque para mí un artista, mi padre. Hace dos años comenzó a compartir conmigo sus primeros esbozos hechos en acuarela y que poco a poco gracias a las nuevas tecnologías se han convertido en dibujos como estos.
A lo largo de este tiempo el ha aprendido mucho, pero sin darse cuenta también ha enseñado. Me ha enseñado que lo imposible puede hacerse posible. Que los sueños pueden hacerse realidad.
Lucía Iglesias | 2013